El título de esta fábula (probablemente) podría ser
Los Útiles Mágicos
o
El estuche azul o El estuche mágico
Había una vez, en un salón de 5° A , un grupo de niños que estudiaban con mucha atención durante su clase. En eso sonó el timbre para salir a recreo. Poco a poco, los alumnos fueron saliendo y el salón quedó vacío y justo cuando el maestro iba a cerrar la puerta, se escuchó un ruido, cómo si algo mal puesto se cayera.
Inmediatamente el maestro pensó que alguien se había quedado, caminó hacia el lugar donde se escuchó ese ruido y no vio a nadie, revisó y comprobó que nada se había caído. Caminó a la puerta, cerró el salón y se dirigió al patio con su grupo.
Una vez vacío el salón, cerca de un estuche azul de terciopelo, se volvieron a escuchar pequeños ruidos y una voz que decía:
- arrímate, me aplastas.
- espera que alguien nos puede escuchar.
Otras voces decían:
- mes entierras tu punta, salte.
- no me empujes que se me sale la tinta.
- silencio, silencio todos, dijo el sacapuntas.
Eran las voces de los pequeños útiles que fueron saliendo poco a poco de aquel estuche azul, ¡sí! ese bonito estuche azul de terciopelo brillante que a muchos les gustaba. Ellos discutían porque se sentían apretados y amontonados todos dentro.
La goma vieja le decía al compás: ya no me entierres tu punta que me lastimas, el lápiz amarillo decía: oye sacapuntas, tu sólo me desgastas y un día acabarás conmigo, el "sacas" redondo trataba de poner orden recordándoles que viven juntos pero aquel corrector despeinado gritaba: a mi todos me dejan hasta abajo y todos me aplastan y yo no le hago nada a nadie. La libreta que vestía de "rayas" y siempre lucía delgada interrumpió diciendo: ¡a mi si me manchas y embarras mis hojas tan limpias con tu despeinada cabellera! corrector y tu goma, me tallas y me tallas cuando borras...
Todos expresaban sus quejas cuando, de repente, una niña empujó la puerta y entró corriendo por su dinero, tan rápido que a los útiles no les dio tiempo de guardarse. Era la misma dueña del estuche, al ver la escena con todo regado gritó ¿quién sacó mi estuche? pero como no había nadie, corrió a reportarle a su maestro lo que encontró.
- Pero qué pasó si el recreo aún no termina, expresó el lapicero rojo.
Muy sorprendidos, todos los útiles pensaban y se preguntaban: ¿y si nos guardamos? pero ella ya nos vio afuera ¿y si la regañan por decir mentiras? o ¿si se espanta por vernos afuera y luego encontrarnos guardados? ¿y si el maestro nos guarda en su locker hasta que resuelva el misterio? ¡aaaah! ¿qué hacemos? esta y mil preguntas más pues nunca nadie los había sorprendido.
Justo cuando terminó el receso, entraron al salón y al instante preguntó el maestro si alguien había tomado las cosas del estuche, en eso, empezaba a recordar que él pasó por esos lugares y no vio nada fuera de orden cuando llegan los maestros de Educación Física e interrumpen su idea. todos los niños salieron corriendo y, nuevamente dejaron vacío el salón, ENTONCES...
Fragmento, Carlos Vera.
Ahora te toca a ti, alumno de 5° A, continuar con la historia.
Imagina qué más dicen los útiles, qué ocurre con ellos, cómo solucionan sus problemas y dificultades. Piensa qué valores entran en juego.
Recuerda terminar la historia con una ENSEÑANZA O MORALEJA.
Agrega algunos dibujos que ilustren los hechos narrados.
¡Manos a la obra!
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